La semana pasada nos enteramos de una de las noticias más
tristes dentro del mundo del fútbol. Carlos Puyol comunicaba en una rueda de
prensa que al final de la presente temporada dirá adiós a su etapa como
futbolista del F.C. Barcelona, a pesar de que todavía le restaban 2 años más de
contrato con el equipo azulgrana.
Su honestidad al club y al fútbol le han hecho romper de
forma unilateral el compromiso contractual que le une al equipo culé, motivado
en gran medida, como reconoció el propio Puyol, a la incapacidad deportiva derivada
de sus múltiples lesiones que afectan de manera notable con el rendimiento que
exige el equipo y sus propios emolumentos. Sin ninguna duda es un gesto que muy
pocos jugadores harán a lo largo de su carrera futbolística y mas aun teniendo
en cuenta su avanzada edad y su ficha tan elevada...
Si su despedida llama tanto la atención es porque es un
jugador único. Único como futbolista y único como persona. Es un jugador que no
pasa desapercibido para nadie, y no lo digo porque tenga un peinado moderno ni
porque tenga una forma de vestir peculiar y ni mucho menos porque sea un
jugador que se caracterice por sus celebraciones y sus excentricidades, sino
por todo lo contrario. Si ha pasado ya a la historia del mundo del fútbol, aparte
de por ser un jugador excepcional, es porque cuando el balón no está en juego,
tiene un don que se esta perdiendo en el mundo del fútbol y que los chavales
jóvenes, últimamente, no están sabiendo apreciar y que es el Poder y el Don de
la simplicidad.
Puyol se ha ganado la admiración de todos y cada uno de los aficionados
al fútbol y eso, a día de hoy, es muy complicado tratándose de un deportista que
juega en el Barcelona y que además es catalán, porque como todos ya sabemos
esos de la esquina y “su país” están cada vez más lejos de nosotros…
Encima lo tuvo mas difícil que nadie cuando llegó, ya que
sus virtudes futbolísticas se alejan mucho de la filosofía de juego del Barca
pero a pesar de ello siempre intenta tratar bien la pelota cuando el juego lo
demanda.
Como jugador es un profesional hasta el extremo. Parece un
guerrero, huele la sangre y solo le falta jugar con una ballesta o una bayoneta.
Eso si, siempre sin pasar la barrera que delimita la agresividad de la
violencia. Es un jugador muy intenso, fuerte pero limpio y siempre disputando el
balón cuando la pelota esta dividida. Pero si algo le ha elevado a la categoría
de ídolo son sus valores. Defendía
lo suyo como nadie, siempre respetando al rival, y jamás cayó en la idea de
rivalidad por encima del fútbol como quisieron hacernos ver los mourinhos y
compañía…
Nunca perdió los nervios con ningún rival, a pesar de las
innumerables ocasiones que ha podido hacerlo… (todos los que hemos jugado al
fútbol, independientemente de la categoría en la que lo hayamos hecho, sabemos
que el futbol es un deporte muy pasional y jugando a mas de 180 pulsaciones por
minuto es muy fácil equivocarse). Si a eso le sumamos la presión social y la
presión mediática que sufre un jugador de ese nivel me parece que su
comportamiento es de un jugador de otro planeta.
Me gustaría destacar 2 claros ejemplos de respeto hacia su
rival que a mí, como seguidor al fútbol, me marcaron. El primero fue en el
campo de Vallecas. El Barca marcaba su 5º gol y Thiago y Alves decidieron
celebrarlo con un baile un tanto atípico y que Puyi interpreto como una falta
de respeto a su rival. Éste enseguida fue a recriminar a sus propios compañeros
su actitud en la celebración…
El otro ejemplo fue en uno de los clásicos Madrid-Barca en
el Bernabeu. Era un partido muy importante para el devenir de la competición y
se llegaba al choque en un ambiente cargado de crispación después de los
últimos enfrentamientos entre ambos conjuntos. Un mechero cayó en el área que
defendía el F.C. Barcelona y Pique lo recogió para mostrárselo al árbitro y que
lo reflejara en el acta y como
consecuencia de ello que el Madrid fuera sancionado. Pero Puyol se lo arrebato
de las manos y lo tiro fuera del campo increpando a su propio compañero por no
estar con los cinco sentidos puestos en defender aquel córner…
Y no solo es un ejemplo para sus rivales sino también lo es para
sus propios compañeros. Puyol reúne todas las cualidades que tiene que tener un
capitán. Siempre ayuda a los más jóvenes a integrarse en el equipo y nunca deja
que los más veteranos se relajen, contagiando su emotividad a todo el equipo.
Cuando las cosas vienen mal dadas siempre ayuda con su aliento y nunca se esconde.
Hay una anécdota que dio la vuelta al mundo... Cuando el
Barca se proclamo campeón de la Champions,
en el momento de recoger la copa, Puyol decidió ceder ese momento único y
soñado por todos los futbolistas a su compañero Abidal, un jugador que había
pasado por una grave enfermedad. Ese gesto no solo demostró la categoría
profesional de Puyol sino también su valor humano.
Si la selección Española y el Barca han escrito las páginas
mas gloriosas de su historia en los últimos años son en gran medida por la
aportación de este grandísimo jugador.
Estoy seguro que el Barca le echará mucho mas de menos que
la selección, y no lo digo únicamente por su aportación actualmente en el terreno
de juego, sino porque los clubs viven mucho mas del día a día de los jugadores y
es aquí donde Puyol es el autentico balón de oro.